miércoles, 7 de febrero de 2007

100 palabras

Ascensor de trabajo

Entró a trabajar en la empresa y, como no quedaba sitio, lo instalaron en el ascensor. Allí se quedó, en un rinconcito con un pequeño pupitre. Quienes subían y bajaban se extrañaron al principio, pero con el tiempo se acostumbraron. Le hacían bromas, intercambiaban confidencias, y cuando volvían de almorzar le traían un croissant. Pero sus superiores se quejaban. Decían que se distraía demasiado y que le costaba concentrarse en su trabajo. Vino a verle el jefe de personal, y en el tiempo que se tarda en ir desde el primer piso hasta el último, le comunicó que estaba despedido.

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El Cobaya de Troya

Mi comunidad de vecinos lleva tiempo enfrentada con la del bloque de al lado, discutiendo como deben arreglarse unas tuberías del patio común. Les amenazamos con abogados, y un vecino les mandó algo parecido a un requerimiento, así que se dieron por vencidos. Como muestra de buena voluntad dejaron en nuestro portal la estatua de un cobaya gigante que habían fabricado entre todos. Nuestro conserje, que es tonto, la entró a la portería, y por la noche salió de su interior el presidente del bloque vecino, y al despertarnos ya había arreglado las tuberías como le había dado la gana.

2 comentarios:

Elianinha dijo...

Como me gustou esta revelación!!! Graciñas ;)

chexire dijo...

Alégrome ;)